Hace una semana conocíamos
el caso de Ángel Hernández, que ayudó a su mujer María José a morir.
El pentobarbital sódico preparado por Ángel acabó con su vida. Una vida que ella no consideraba tal tras tres décadas padeciendo una esclerosis múltiple que la había convertido en una persona dependiente casi en su totalidad.
María José manifestó su deseo de morir en repetidas ocasiones durante los últimos meses y un vídeo que diferentes medios de comunicación han compartido recoge la que resultó definitiva.
En esta entrada se tratará de explicar en qué consiste y diferenciar varios conceptos utilizados de forma errónea en situaciones asociadas con lo que conocemos como muerte digna como la acontecida: eutanasia, suicidio médicamente asistido y sedación terminal.
Debemos partir de que en el marco legislativo español la eutanasia y el suicidio asistido son prácticas, a fecha de la entrada, consideradas como delito en el artículo 143 del Código Penal.
Quede claro también que en los casos que van a describirse a continuación, para que pueda considerarse legal, las personas deben manifestar reiteradamente su deseo a morir, que debe ser un acto libre y tomado por voluntad propia y además padecer una enfermedad o dolencias terminales o procesos degenerativos irreversibles.
Eutanasia
Un equipo médico suministra los fármacos necesarios a una persona para impedir que se prolongue su angustia, dolor y agonía. Es una intervención previamente consensuada. En el caso de que dicha persona esté en estado de coma, será un familiar cercano quien decida.
Se trata de una práctica legal en Suiza, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Canadá y en los estados de Oregón y Washington (Estados Unidos).
En otros lugares además se practica legalmente lo que se conoce como eutanasia pasiva. A diferencia de la activa, que es la que acaba de comentarse, en la pasiva dejan de administrarse los fármacos o se retiran los aparatos que mantienen con vida al paciente para que así pueda morir de una manera natural.
Suicidio médicamente asistido
Comúnmente denominado auxilio al suicidio. Consiste en recibir ayuda de alguien a través de conocimientos o medios para acabar con la vida, como puede ser un médico recetando un medicamento a una persona que desee acabar con su vida sin que tenga ningún tipo de consecuencias jurídicas para la persona que presta la asistencia.
Actualmente esta práctica sólo está permitida en Suiza.
Sedación terminal
Conocido también como cuidados paliativos. Se habla de sedación terminal cuando una persona al final de su vida recibe un tratamiento para aliviar su sufrimiento (físico o mental).
Es la única práctica legal en nuestro país.
Suicidio no asistido
Es importante mencionarlo por lo irregular de su consideración Claros ejemplos del suicidio no asistido son los de Ramón Sampedro, el primer español en pedir la regulación de la eutanasia, o el de José Antonio Arrabal, enfermo de ELA que grabó un vídeo reclamando morir dignamente. Ambos se quitaron la vida habiendo solicitado la despenalización de eutanasia y suicidio asistido.